ODA A LA BELLA DESNUDA
con ojos puros,
te celebro, belleza,
reteniendo la sangre
para que surja y siga
la linea, tu contorno,
para que te acuestes a mi oda
como en tierra de bosques
o de espuma,
en aroma terrestre
o en música marina.
Bella desnuda,
igual tus pies arqueados
por un antiguo golpe
de viento o del sonido
que tus orejas,
caracolas mínimas
del esplendido mar americano.
Iguales son tus pechos
de paralela plenitud,
colmados por la luz de la vida,
Iguales son volando
tus parpados de trigo
que descubren o cierran
dos países profundos en tus ojos.
La linea que tu espalda
ha dividido en pálidas regiones
se pierde y surge
en dos tersas mitades de manzana,
y sigue separando tu hermosura
en dos columnas de oro quemado,
de alabastro fino,
a perderse en tus pies
como en dos uvas,
desde donde otra vez arde
y se eleva el árbol
doble de tu simetría,
fuego florido, candelabro abierto,
turgente fruta erguida
sobre el pacto del mar
y de la tierra.
Tu cuerpo, en que materia,
ágata, cuarzo, trigo,
se plasma, fue subiendo
como el pan se levanta
de la temperatura
y señala colinas plateadas,
valles de un solo pétalo,
dulzuras de profundo terciopelo,
hasta quedar cuajada la fina
y firme forma femenina?
No solo es luz que cae
sobre el mundo
lo que alarga en tu cuerpo
su nieve sofocada,
sino que se desprende de ti
la claridad como si fueras
encendida por dentro.
Debajo de tu piel vive la luna.
PABLO NERUDA